Ciudad Real Noticias.- El talento del trompetista Manuel Blanco (Daimiel, Ciudad Real, 1985), uno de los cinco solistas mundiales más prestigiosos del momento, ha sido reconocido en su debut en el Festival Primavera de Praga con una entusiasta ovación por su interpretación del concierto de Arutunian, “un caramelo envenenado” y con mucho “rubato”.
El público de la sala Smetana ha reconocido en la noche de este domingo la “especial” estructura de una pieza “con mucho rubato -tiempos que el solista desacelera o acelera-, muy armenia”, en la que la directora Jessica Cottis, que también debutaba en el certamen, y la Orquesta de la Radio Checa se han entendido “a las mil maravillas” con él.
“Estoy totalmente emocionado. Ha sido una pasada porque la orquesta es fantástica, la maestra dirige muy bien y ha habido una conexión absoluta. Ha salido todo de lujo y me he quedado muy sorprendido porque la audiencia es muy caliente”, ha asegurado a EFE el castellano-manchego nada más terminar su aplaudida actuación.
La pieza del ruso (1920-2012) apenas se programa y su especial estructura, que comienza con un pregón, tiene mucho virtuosismo y dos partes, una muy romántica, cuando se intercambia con otros instrumentos, y otra parte más oscura, con sordina, en la que se apuran mucho los matices.
“Han sido muchos aplausos, ya me daba casi vergüenza. He salido cuatro o cinco veces a saludar y el bis de ‘Oblivion’, de Piazzolla, ha salido también fenomenal. Es una suerte poder debutar así en un festival tan prestigioso en el mundo”, ha añadido emocionado.
El de esta noche ha sido el tercer y último concierto en el festival del proyecto Acento Español, una iniciativa auspiciada por Acción Cultural Española (AC/E) por el que el jueves pasaron la Orquesta de Cadaqués, dirigida por Jaime Martín y con Leticia Moreno de solista, y el viernes el pianista Javier Perianes.
Miembro de una familia de músicos, Blanco explicaba antes del concierto en un encuentro con los periodistas españoles desplazados a Praga para el festival que con 7 años “anunció” que o tocaba la trompeta o no quería saber nada de ningún otro instrumento. “Es el más cercano a la voz humana y por eso estoy siempre en la cuerda floja: se te nota cualquier cosa, un pequeño malestar, un resfriado leve…”.
Hasta los 11 años compatibilizó los estudios de trompeta con su otra pasión, el fútbol, pero su maestro, Martín Baeza Rubio, le advirtió que si se lesionaba en un brazo sería el fin y dejó de jugar aunque no de sentir pasión por ese deporte.
“Acabo de lograr mi sueño de actuar en el Carnegie Hall -ha ganado la Manhattan International Music Competition y el 6 de julio tocará en la mítica sala- pero todavía tengo el de interpretar el himno del Madrid en el césped del Bernabéu”, detalla.
Le “toca” luchar por su instrumento porque los solistas son “solo” el chelo, el violín, el piano o la voz y no hay conciertos para el suyo:”se asocia a la charanga, a la fiesta”, se duele el ganador del premio ARD de Munich en 2011.
Otro “handicap”, detalla, es “ser español” y estar ligado a una “marca”, es decir, a una orquesta: “a veces te dicen que para qué te van a llevar a ti a tocar si ya tienen a su propio trompetista. Eso no lo plantean con Lang Lang o Janine Jansen“.
Tiene una escuela, MB Academy, en la que da clases intensivas a doce alumnos que él ha escogido y en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, que creó la cátedra este año, enseña a otros “cuatro diamantes”, como la niña de 11 años que le mandó este sábado, por su 34 cumpleaños, un vídeo tocando el “happy birthday”.
Ya tiene “planificando” su segundo CD -el primero fue “Fearless” (2017)- y quiere hacer “una fusión de barroco y jazz”, del que anticipará algunos temas el 3 de julio en el festival de Granada: “Ya lo dice Marsalis, ‘el jazz es barroco'”.