
El Ateneo de Almagro vivió este martes un acto de gran calado intelectual con la conferencia “Las sombras de Caín. Historia de la violencia política en España”, impartida por el ex presidente de Castilla-La Mancha y profesor emérito de Historia Contemporánea, José María Barreda. El evento, que congregó a un público numeroso hasta completar el aforo del salón, contó con la presencia del alcalde de Almagro, Francisco Ureña, y del segundo teniente de alcalde, Genaro Galán, siendo conducido por el presidente del Ateneo, Roberto Mendès.
En su intervención, el Barreda realizó un exhaustivo recorrido por la conflictividad política española desde la Guerra de la Independencia hasta la Guerra Civil del siglo XX, subrayando la persistencia de un patrón de “violencia caínita” o fratricida. El historiador argumentó que esta “situación de excepción persistente” ha sido un factor condicionante de la historia de España durante los siglos XIX y XX, citando al historiador José María Jover para referirse a la “triste y sórdida proclividad caínita” en nuestro país.
La intolerancia, enemiga de la convivencia
Al inicio de su disertación, Barreda enmarcó la elección del tema en la propia esencia del Ateneo. “El tema de la violencia política es un tema fundamental porque, como digo, es la intolerancia que produce esa violencia la que impide la convivencia”, afirmó. Destacó que instituciones como el Ateneo tienen entre sus objetivos fundamentales “fomentar la convivencia y también predicar la tolerancia”, siendo la violencia política su antítesis directa. Abogó por que el Ateneo no sea “una isla”, sino una “isla flotante” que dialogue activamente con la sociedad.
Un recorrido histórico desde 1808 hasta el franquismo
La conferencia, estructurada meticulosamente, comenzó analizando la Guerra de la Independencia (1808-1814), que definió no solo como una lucha contra el invasor francés, sino como “también una guerra entre españoles” entre afrancesados, patriotas reformistas y absolutistas. Barreda señaló que este conflicto actuó como “comadrona” de una nueva sociedad y ya mostró una brutalidad plasmada por Goya en obras como El duelo a garrotazos.
A partir de ahí, trazó una línea continua de conflictos internos: los pronunciamientos del siglo XIX, las guerras carlistas, la “brutalización” de la política durante el Sexenio Democrático y la inestabilidad crónica que generó un “militarismo fuerte a costa de un poder civil débil”. Barreda citó un estudio que contabiliza “46 principales pronunciamientos militares entre 1814 y 1936”, evidenciando que los cambios políticos no se dirimían en las urnas, sino mediante la fuerza.
Para el siglo XX, contextualizó la Segunda República y la posterior Guerra Civil en la “edad del odio” a nivel europeo de entreguerras. Subrayó cómo ideologías totalitarias como el fascismo y el comunismo, “enemigos feroces que se combatieron y alimentaron mutuamente”, desecharon la política como conciliación para imponer su modelo mediante la fuerza y la eliminación del contrario. Citando al historiador Fernando del Rey, señaló que “la brutalización de la política española” se materializó con especial crudeza en los pueblos, donde “las retóricas de la intransigencia y las lógicas de la exclusión hicieron estragos”.
Sobre la Guerra Civil, recordó las espeluznantes cifras de la represión y la lógica del exterminio mutuo, citando al general Mola para el bando sublevado (“eliminar sin escrúpulos a todos los que no piensen como nosotros”) y la respuesta sindical en la zona republicana.
Responsabilidad de las élites y un llamamiento a la concordia
El José María Barreda concluyó su intervención con una reflexión crucial: “En el ADN del pueblo español no hay una propensión al caimismo y a la lucha fratricida”. Para él, “la responsabilidad de estos comportamientos colectivos de pasión y odio recae sobre todo en las clases dirigentes”, a las que criticó por ser “incapaces de afrontar y solucionar los problemas de forma pacífica y democrática”.
Frente a esto, reivindicó los valores de la democracia y la “buena política”, que, citando a Plutarco, consiste en “sustraer al odio su carácter eterno”. “En democracia hay que cumplir los límites de las leyes y tener claro que no hay enemigos a los que lidiar, sino adversarios a respetar”, sentenció, haciendo un llamamiento a la “pedagogía de la concordia, el diálogo y el respeto profundo por todos los seres humanos y sus ideas”.
Una trayectoria al servicio de la academia y la política
José María Barreda, doctor en Geografía e Historia y licenciado en Filosofía y Letras, fue profesor titular de Historia Contemporánea en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) hasta su jubilación en 2022. Su carrera política incluye la Presidencia de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha (2004-2011), la vicepresidencia regional y la presidencia de las Cortes regionales. También fue diputado en el Congreso, donde presidió las Comisiones de Control de RTVE y de Defensa. En la actualidad, ejerce como presidente del Consejo Social de la UCLM, es miembro activo del Ateneo de Madrid y preside el Club Siglo XXI.
El Ateneo de Almagro consolida con actos de esta relevancia su papel como foro de referencia para el debate cultural e intelectual en la provincia.
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