El hombre que dió a conocer a Damiel en toda España por sus conciertos se ha jubilado esta semana

El hombre que dió a conocer a Damiel en toda España por sus conciertos se ha jubilado esta semana

Juan Pablo Gómez de Pulgar, coordinador de Festejos en las últimas tres décadas, se ha jubilado esta semana después de más 40 años trabajando con “abnegación” en el Ayuntamiento de Daimiel. Su dedicación, más allá de lo profesional en muchas ocasiones, ha sido clave para que Daimiel sea conocido por sus conciertos en todo el país.

Ciudad Real Noticias.- Las llaves del Auditorio Municipal ya no están en su bolsillo. Juan Pablo Gómez del Pulgar, ‘Juan Pablo el del Ayuntamiento’, se jubiló este lunes después de más 40 años trabajando para la administración local, la mayoría de ellos dedicado con “abnegación” al área de Festejos. Así define una entrega donde “la familia estaba por detrás del ayuntamiento”, y que ha sido clave para dar forma y consolidar la marca de ‘Daimiel en Concierto’ antes de que existiera como tal.

La semilla se plantó con las actuaciones de ‘La Unión’ y ‘Radio Futura’ en la Plaza de Toros y en las pistas polideportivas de El Carmen, a finales de los 80. Su éxito motivó la construcción del auditorio en 1990 y en esa década Mecano, con dos conciertos memorables, y artistas internacionales como Status Quo, Texas y Sting, colocaron a Daimiel como cita obligada de las giras más importantes de cada año en España. Y después Julio Iglesias, Celia Cruz, Ricky Martín, Chayanne, David Bisbal, Alejandro Sanz, Joaquín Sabina y Los Rodríguez, Héroes del Silencio, Extremoduro, Amaral, La Oreja de Van Gogh, Jarabe de Palo, El Canto del Loco, Pablo Alborán, Manuel Carrasco o el festival de los 90.

Son solo algunos de una larga lista cuya actuación en Daimiel tiene un punto común. Juan Pablo estaba allí. Siempre detrás del escenario. Y antes viajando por todo el país y contactando con los productores para intentar traer a  su pueblo las mejores giras del momento. O pegando carteles de los conciertos en los pueblos de la provincia cuando “era la única de forma de promocionarlos porque no teníamos las redes sociales de ahora y tampoco había dinero para pagar cuñas en las radios”. Y en muchas ocasiones, viviendo y hasta durmiendo en el Auditorio para que todo funcionara cuando los artistas empezaban a tocar.

Esa era su tarea, trabajar discretamente. Fuera de los focos. Sin un gran albúm del que presumir.  “No tengo muchas fotos con los artistas, yo siempre me dedicaba a la producción para que todo saliera correctamente. Intentaba que nada fallara. Y por eso también me desplazaba a ver los conciertos antes y luego adaptar esa producciones aquí. Algo, que por cierto, luego nos copiaban otras localidades”, señala.

Así pasó con el concierto de Raphael, del que guarda uno de sus recuerdos más especiales. Viajó hasta Linares para ver la gira que llegaría después a Daimiel y no le gustó la ubicación de la orquesta sinfónica que le acompañaba. No destacaba lo suficiente. Por eso, cuando empezaron a montar el escenario en Daimiel, pidió al productor que subieran la tarima de la orquesta para que se viera más. Eran las diez de la mañana. Y de repente, una voz detrás de él: “Oye, lo que está diciendo ese hombre, lo quiero en todos los conciertos”. Era Raphael. “Ahí te das cuenta de su profesionalidad”, subraya Juan Pablo.

Esta experiencia cimentada en días de Feria sin horarios estará a disposición de los que cojan su relevo. No se trata de una simple cortesía o de estar disponible al otro del lado del teléfono, para lo que también se ofrece. “Todos mis conocimientos los he dejado en el servicio informático del Ayuntamiento. Minuto a minuto, todo está plasmado. Para adelantarse a los problemas que puedan surgir”, comenta.

Este verano, de momento, la organización de los conciertos y del resto de programación de la feria no será su principal preocupación. En los próximos meses quiere “desconectar todo lo posible y dedicarme tiempo a mi y a mi familia”. Pero sin olvidar una cosa: el agradecimiento a todas las corporaciones municipales y a todos los compañeros con los que ha trabajado. Así lo dejó por escrito en una carta personalizada que fue repartiendo por los centros municipales la semana pasada. Desde entonces el auditorio parece un poco más pequeño.

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