Ciudad Real dio el pistoletazo de salida a su Semana Santa 2025 con una de las procesiones más esperadas y entrañables: la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, popularmente conocida como La Borriquilla. Con puntualidad solemne, a las 12:00 horas del Domingo de Ramos, el Colegio Salesiano Hermano Gárate se convirtió en el epicentro de la fe, la tradición y la devoción cofrade.
El momento más simbólico de la jornada llegó con la concesión de la venia por parte del alcalde Francisco Cañizares a la Hermandad de las Palmas. Este gesto, cargado de significado, marca cada año el inicio oficial de los actos religiosos en la capital manchega. Junto al primer edil estuvieron presentes el concejal de Cultura y Tradiciones Populares, Pedro Lozano, y Yolanda Gómez, presidenta de la Asociación de Cofradías, reforzando el respaldo institucional a una de las tradiciones más arraigadas del calendario local.
Cuarenta costaleros y una ciudad entregada
El paso, portado con esfuerzo y fe por cuarenta costaleros, recorrió las calles de Ciudad Real en una procesión cargada de emoción. La talla del Misterio, que representa a Jesús entrando en Jerusalén montado en una borriquilla, fue aclamada por centenares de vecinos y visitantes que no quisieron perderse este primer acto de la Semana de Pasión.
La Hermandad de las Palmas desfiló con sobriedad y elegancia por la calle Ramírez Arellano, acompañada por un cortejo de fieles y numerosos niños que, vestidos con túnicas blancas y palmas en mano, simbolizaban la alegría del pueblo hebreo ante la llegada del Mesías.
Tradición viva en las calles de Ciudad Real
La Semana Santa de Ciudad Real, declarada de Interés Turístico Nacional, es mucho más que una manifestación religiosa: es un encuentro con las raíces, con la historia y con la identidad de todo un pueblo. El arranque con La Borriquilla es especialmente emotivo porque representa la esperanza, la inocencia y la luz antes del recogimiento de los días que están por venir.
Con este primer desfile procesional, Ciudad Real se adentra en una semana cargada de actos, emociones y fervor. Las hermandades ya están preparadas para recorrer cada rincón de la ciudad, y los vecinos responden con una participación masiva que vuelve a poner en valor el peso de esta celebración en la vida cultural y espiritual de la capital.
La jornada del Domingo de Ramos deja tras de sí una estampa inolvidable de fe compartida, marcada por la devoción de los costaleros, la solemnidad de la Hermandad y la emoción visible en los rostros de quienes, año tras año, se entregan por completo a esta cita con la tradición.
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