Aparecen restos fósiles de especies de tiburones de más de 300 millones de años en una cantera y dos minas de Puertollano
Ciudad Real Noticias.- La campaña de 2021 de prospecciones arqueológicas y paleontológicas que se está desarrollando en varias zonas del término municipal de Puertollano, ha dado como resultado la aparición de un buen número de restos fósiles del periodo carbonífero, que indican una clara influencia marina. Estos restos representan el registro más antiguo de temnospóndilos de la Península Ibérica con una edad aproximada de 303 millones de años.
En concreto estos hallazgos se han producido en la cantera ‘La Tejera’ y las minas ‘María Isabel’ y ‘La Extranjera’ en unos trabajos que están siendo dirigidos por investigadores de la Universidad de Castilla-La Mancha.
La cuenca de Puertollano es un interesante punto para el estudio paleontológico debido a que su formación ha preservado la fauna y flora de los estratos carboníferos en condiciones excepcionales. En concreto, son destacables los fósiles de dos niveles de ceniza volcánica intercalados en la capa de carbón, donde la vegetación carbonífera se ha conservado in situ en perfectas condiciones, de ahí que se denomine a esta zona la “Pompeya paleobotánica”.
Un equipo multidisciplinar compuesto por geólogos, paleontólogos e ingenieros de minas ha obtenido numerosos datos sedimentológicos y paleontológicos de la parte final de la serie carbonífera de Puertollano (afloramientos de la cantera La Tejera, mina María Isabel y mina La Extranjera) que indican una clara influencia marina con el desarrollo de comunidades de organismos típicas de ambientes de tipo estuarino y deltaico-lagunar.
Resultados del laboratorio
Tras realizar detalladas labores de prospección se han obtenido numerosos restos de plantas pertenecientes a varios grupos: Filicofitas (helechos verdaderos), Esfenofitas, Gimnospermas, Coníferas y Pteridospermas (falsos helechos). Debemos destacar el helecho Remia pinnatifida (Fig. 1) que se cita por primera vez en Puertollano y las coníferas Walchia piniformis y Culmitzchia laxifolia unas especies que podrían indicar estacionalidad climática hacia el final del Carbonífero.
Por otro lado, se han obtenido restos esqueléticos, huellas (icnitas) y restos fecales (coprolitos) de varios tipos de animales: moluscos, artrópodos, condríctios (xenacántidos y euseláceos), acantódidos, actinopterigios Paleonisciformes, sarcopterigios primitivos y anfibios temnospóndilos.
De los datos paleontológicos tiene especial relevancia el hallazgo de restos esqueléticos del anfibio temnospóndilo del género Iberospondylus a techo de la capa I de carbón (mina María Isabel) asociados a restos de tiburones euseláceos (Sphenacanthus carbonarius y Lissodus lopezae), xenacántidos (Orthacanthus y Triodus), acantódidos (Acanthodes) y paleonisciformes (Progyrolepis speciosus), taxones conocidos en otras cuencas estefanienses de Norteamérica y Europa y que son indicadores de cuencas exorreicas.
Para muchos autores los temnospóndilos serían los ancestros de los anfibios actuales. Iberospondylus schultzei, la especie tipo del género, fue definida a partir de restos esqueléticos encontrados en un nivel lutítico a techo de la capa III de carbón (más profunda en la serie estratigráfica, expuesta en la Mina Emma, parte oeste de la cuenca).
Estos restos representan el registro más antiguo de temnospóndilos de la Península Ibérica con una edad aproximada de 303 millones de años como demuestran dataciones recientes de una capa de cineritas asociada a la capa de carbón (estudios realizados por el equipo del Dr. J. Knight, Jardín Botánico de Córdoba).
El estudio morfológico detallado de los nuevos fósiles de Iberospondylus permitirá determinar si pertenecen a una nueva especie o a la especie tipo I. schultzei que ha perdurado en el tiempo (más de un millón de años) sin modificaciones notorias.
Por otro lado se analizarán los datos biostratigráficos y sedimentológicos obtenidos durante el trabajo de campo para calibrar el tiempo transcurrido entre los niveles fosilíferos y las posibles diferencias paleoambientales que pudieron modular la evolución de los anfibios temnospóndilos hacia formas eurihalinas como Iberospondylus, que habitaron las marismas y estuarios del supercontinente Pangea al final del Carbonífero.
Nuevas evidencias de procesos mareales en la cuenca de Puertollano se han conseguido al descubrirse huellas tipo Arcuites producidas por artrópodos euriptéridos, en niveles de encostramiento siderítico situados a muro de un potente nivel de arenisca con ripple marks en el afloramiento de La Extranjera.
Por último, en escombreras de la mina Extranjera se han hallado recientemente huellas del icnogénero Diplichnites producidas por artropléuridos juveniles, en finas capas de siderita asociados a niveles areniscosos. Estos encostramientos con huellas serían también el producto de procesos de somerización en medios inter- y supramareales.